Por Jorge Mares, Pedagogo pionero en el desarrollo humano en México y referente de Un curso de milagros en este país.
Aunque son innumerables las manifestaciones de milagros en beneficio nuestro y de los demás, en ocasiones aparentemente no recibimos lo que deseamos. Al pasar el tiempo, aumenta nuestra desesperación y asumimos que sólo algunas personas son susceptibles de beneficiarse.
Sin embargo, hace 30 años, Hellen Shuckman decidió aclarar distintas ideas sobre las enseñanzas de Jesucristo y con ello formó Un curso de milagros. Es un programa de estudios para materializar los grandes y significativos cambios (milagros) en nuestra vida a través del desarrollo humano, metafísica y espiritualidad.
Les cuento la historia: Shuckman era catedrática de psicología médica en la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York.
La psicóloga, educadora, intelectualmente conservadora y de ideología atea, trabajaba en una institución de gran prestigio, cuando de repente el jefe de su departamento anunció que estaba cansado de los sentimientos de ira y agresividad.
-Tiene que haber otro camino, dijo.
Al parecer este curso es ese otro camino
Un curso de milagros propone un trabajo emocional, intelectual y vivencial para liberarnos de todo aquello que creemos nos enferma. Es un programa diseñado para darnos la oportunidad de mirarnos, consolarnos y perdonarnos y estar en paz sin miedos de ninguna especie-
¿Qué podemos esperar de este curso? Un mejor conocimiento de nuestras actitudes personales tanto acertadas como erróneas, elevaremos nuestro conocimiento de las cosas de forma práctica y amena y comprenderemos cómo hacer más digno nuestro comportamiento con nosotros mismos y con los demás.
Dada la frecuente sensación de vacío de bienestar, se sostiene una experiencia de valores positivos y hacer al individuo más fuerte y capaz para afrontar los cambios que ocurren en nuestra sociedad.
Los postulados de este curso se exponen de manera lógica, constante y bella. El curso está organizado de principio a fin como un curso de práctica mental.
Un principio fundamental para acceder al cambio o milagro es entender la división entre el conocimiento y la percepción.
El primero sostiene que no existe ningún pensamiento aparte de Dios (El Principio), porque él y Su Creación comparten una sola Voluntad. En contraposición, el mundo de la percepción se basa en la creencia en opuestos y solo admite en la conciencia aquello que concuerda con los deseos del perceptor. Esto da lugar a un mundo de ilusiones que es necesario defender precisamente porque no es real.
Un curso de milagros busca acercarnos al conocimiento y dejar de lado la irrealidad.
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